Antes de estudiar psicología, ya había terminado mi primera carrera técnica en recursos humanos, y trabajaba medio tiempo en la empresa de mi papá. Fue allí donde comencé a adquirir experiencia en mi carrera, algo por lo que siempre estaré agradecida tanto a Dios como con mi papá. Ese espacio de tiempo libre que tenía por las tardes me permitió descubrir mi pasión por los negocios digitales y la idea de generar ingresos desde casa, me la pasaba toda la tarde hasta que se llegaba la hora de la cena, aprendiendo de marketing, SEO, y creación de contenido y desarrollo web con Wordpress, literal, con mi hijo de 1 año haciamos maratón de YouTube, mientras el tomaba su tetero, yo me la pasaba consumiendo contenido para mejorar mi canal de YouTube y mi Blog.

Sin embargo, en medio de lo que parecía ser un cambio prometedor para mejorar la relación con mi hijo y avanzar en mi vida profesional, experimenté una transformación profunda. La separación cambió mi vida por completo, dándome una nueva perspectiva sobre lo que significa ser madre, pero esta vez, soltera. Quedé con + de $13.000 USD en deudas, me tocó aplazar la univerdad, perdí el apartamento donde viviamos junto con todos los muebles que se habian comprado, pero lo que yo no sabia, era que eso me estaba preparando para algo más grande.

Me devolví a vivir a la casa familiar con mi hijo, y en mi afán por salir adelante, me di cuenta de que mi canal de YouTube, con solo 50 seguidores, aún no podía ser monetizado. Tenia muchas deudas encima y ahora, como madre soltera pensaba que la unica salida para poder hacer más dinero y pagar todo lo que debia, era volver a ser empleada y lo intenté por algunos meses. Pero no me contrataban y cuando llegaba a mi casa, seguia haciendo maratones de YouTube para distraerme y fue entonces, cuando me encontré con el video de una YouTuber que compartía su experiencia dando clases de español online, eso resonó en mí. Llevaba un año creando contenido en redes sociales, había superado mi miedo a la cámara, y pensé: "¿Por qué no? Voy a intentarlo."

Me inscribí, pero no fui aceptada en mi primer intento. A pesar de eso, una voz interior me decía que no me rindiera, que lo intentara de nuevo. Y así lo hice. En mi segundo intento, fui aceptada, y al tercer día tuve mi primera clase con un americano que me pagó $8 USD por una hora de conversación. Me di cuenta de algo increíble: en una sola hora, había ganado lo que normalmente ganaría en ocho horas de un trabajo fulltime en Colombia. Fue entonces cuando tomé la decisión de dejar de buscar empleo y, en cambio, dar un paso de fe. Seguí trabajando medio tiempo con mi papá, y me dediqué plenamente a construir un camino diferente. Este salto no solo me permitió estar más presente en la vida de mi hijo, sino que también me abrió las puertas a un mundo digital de posibilidades donde mi tiempo, esfuerzo, y propósito finalmente comenzaron a alinearse.